Cuánta devaluación la de los reyes magos. Papanuel les saca varios cuerpos, y no sólo por la velocidad de los renos con respecto a la de los camellos. Ya nadie se acuerda de "dejar los zapatitos". Tal vez los niños en su ilusión comiencen a actualizar el imaginario social infantil ubicando a los reyes en un estrato social cercano al límite de la pobreza, frente al opulento buen pasar del magnate explotador de duendes yanqui-escandinavo. Además, eso de estar limosneándoles pasto y agua...
Ni siquiera las empresas apelan a incentivar las compras de reyes como lo hacen con las del hombre de rojo en este período del año apoteótico del híper-consumo. ¿Es una jugada del Ku-Kux-Klan contra la presencia del negro Baltasar en la terna mágica? ¿Tiene que ver con la impopularidad de la monarquía en el mundo; o, aun más, de la triarquía nómade? ¿Los reyes son absolutistas o constitucionalistas? Y endemientras, por qué seguir con la mentira de los seres sobrenaturales y generosos y no hacerse cargo de los regalos que uno hace o deja de hacer. ¿No es más triste la desilusión que los pebetes se van a tener que comer más tarde?
Yo, por ejemplo, me enteré a los 7 años en una manifestación en Plaza Congreso contra uno de los levantamientos de Aldo Rico, luego de una corrida porque se había escuchado un tiro. Iba con el hijo de una amiga de mi vieja, más grande que yo, que me contó eso de "los padres". Ningún argumento que sustentara la existencia de reyes y papás que manejaba con evidencias y todo me valió. La tenía a mi vieja a unos pasos más adelante así que fui y le pregunté si era cierto lo que me habían dicho. Con cara compungida -pero seguramente aliviada de no tener que hacer malabares con cartas que pedían "(...) la colección entera de muñecos he-man, una bicicleta, una computadora, la colección completa de muñecos de lucha fuerte, el álbum completo de mask (...)" y demás-, lo confirmó. Y encima yo, todavía iluso, le pregunté si el ratón pérez entraba en la misma bolsa. Creo que fue el día más triste de mi infancia. Por eso, mejor curtirse de purrete. Aunque lo bueno es que después de todo eso, y por mi afán de ligar a papanuel con dios, me agnosticé definitivamente.
Mientras tanto, ¿cómo es creer en los mitos del consumo en la era digital de la inseguridad? ¿No se le ocurrió a nadie todavía lo del mail de papanuel para mandar cartitas, con la posibilidad de que el mismo santa te conteste? ¿Le puedo dejar al ratón pérez debajo de la almohada los dos dientes que me bajaron en una pelea callejera el otro día? ¿Existe algún reglamento? ¿Algún día el estado se hará cargo de todo esto? ¿Para cuándo la estatización de papanuel? Muchos mitos, como dijeran Las Peló. Demasiados mitos para consumir.
Para cerrar en sintonía, una sentencia del Mazo de Cartas: "Las Malvinas son los padres".
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