viernes, 3 de junio de 2011

Hermenéutica de The King of Limbs, de Radiohead



Enredado entre brazos y ramas, que es lo mismo (carne y madera, sangre y savia), el rey de las extremidades abraza y abrasa, que es lo mismo (calor humano, calor vegetal). El espacio cálido dentro del cual nos cobija el monarca espectral está envuelto por una cortina de teclas, ritmos electrónicos y sutilísimas guitarras que sirven de filtros adormecedores. The king of limbs fue lanzado con el comienzo de la primavera europea, a propósito de su mensaje plagado de primigenia naturaleza, que no por nada inicia con un tema llamado Bloom (Florecimiento), un tecladito ramificado que emerge en fade-in desde el silencio y la oscuridad.

Diez años después de Amnesiac, los árboles vuelven a ser protagonistas de la estética del disco. Sobre la cara de la tapa donde va el CD, un bosque deshojado y tenebroso nos mira. Estos árboles vuelven sobre lo anatómico, aunque ya sin los rostros terroríficos en su corteza como en el 2001. Ahora los ojos observan desde fuera de los troncos, apenas sugeridos, descentrados y perdidos en el fondo fantasmal.



La cajita del CD es austera y no tiene libro, pero en una cara interna hay ocho ilustraciones que, a la manera de Backspacer de Pearl Jam, parecen aludir a los ocho temas del disco, con títulos plagados de latinismos, germanismos y nordismos. Este afán clasificatorio recuerda (y refiere explícitamente) a los primeros biólogos iluministas. Los dibujos se alejan de lo urbano y lo tecnológico que caracterizaron la estética en otros elepés. La mitología nórdica del inicio y el fin del mundo son el marco de un disco onírico, sobre el que se tejieron especulaciones acerca de su continuidad. Aquí una propuesta (tal vez forzada) de correspondencia entre canciones y títulos de ilustraciones:

1- Root of roots: la raíz de las raíces es el exacto comienzo de todo, el big bang natural que representa el primer tema, Bloom (Florecimiento). La ilustración es pura arborescencia, un canto reterritorializado a Deleuze y Guattari.

2- Ragnorok: alude al apocalipsis de la mitología nórdica, el ocaso de los dioses encarnado en una guerra entre algunos de ellos, como Thor, Odín y elenco. No parece tener mucho que ver con Mr. Magpie, que evoca la superstición inglesa sobre las urracas (magpies), a las cuales había que saludar para espantar la mala suerte. Pero según la tradición, estando Jesús en su cruz, todos los pájaros fueron a despedirlo menos la urraca, y de ahí su estigma (por incivilizada, digamos). Tal vez en eso haya un atisbo del ocaso de los dioses. De uno de ellos, al menos.

3- Urpflanze: según Goethe, es el ser vegetal que alcanzará la más bella proporción y servirá de modelo morfológico para los demás seres vivientes. Little by little, uno de los mejores temas del disco, podría llegar a encastrar en esta idea. El último pequeño que sale de la caja, como dice la letra, a imagen y semejanza de la urpflanze. Sobre todo si tenemos en cuenta las paternidades recientes de algunos integrantes de la banda, y la bienvenida al mundo explícita que hay en los créditos del CD (This one's for new Henry, Zohar and all our little ones. Hello guys).

4- The king of limbs: este dibujo, especie de boceto de la tapa en el que se ve al supuesto rey de las extremidades (bichejo con brazos entre arácnidos y arbóreos), corresponde al tema Feral (salvaje o silvestre), que es semi-instrumental. La voz de Yorke es apenas un susurro esquizofrénico de hojas secas balanceándose por una brisa gélida, por momentos; y, por otros, es un brote modulado con un sonido grave y tétrico, que aporta un ambiente mezcla de Flash Gordon y Acción Mutante.

5- Axis mundi: el término representa al eje del mundo, un punto de conexión entre el cielo y la tierra, un vaso comunicante entre reinos inferiores y superiores, el famoso ombligo del mundo. En el dibujo se ven esos puntos representados en un cielo planetario por raíces, que también son estrellas y neuronas. Tal vez pueda relacionarse con Lotus flower, la flor de loto, la amapola de la que deriva el láudano, el opio, la morfina, la heroína. ¿Tal vez un modo de viajar a ese confín del horizonte?

6- Codex: parece evidente que refiere al tema del mismo nombre. Una alusión al gran libro de las clasificaciones, al códice romano de tablas de madera, a la palabra latina que hacía referencia al tronco de los árboles. Árboles y libros. El dibujo deja ver un árbol con su raíz y las ramas como brazos, otra vez. La canción más linda del disco, tal vez por triste, tal vez por el viento de los fliscornos, que ondea el ambiente acuático del piano y su letra suicida.

7- Yggdrasil: siguiendo con las palabras nórdicas (¿homenaje a Sigur Rós?), este vocablo impronunciable es el nombre de un árbol de la mitología escandinava, el árbol de la vida que sucede al Ragnarok, al apocalipsis de los dioses. Sus ramas unen los nueve mundos y está amenazado por un dragón y un ejército de gusanos. En muchas de las letras aparece esa imagen del animal alado (ave, urraca, dragón) que agarra, suelta y sobrevuela al narrador. La ilustración, un espectro o ser volador que ensombrece unas plantitas fungosas, corresponde a Give up the ghost, otro de los buenos temas que merece el podio. ¿Un fantasma recorre el mundo? Lo más probable es que sea el eco de un fantasma: un pasado natural perdido pero aparentemente reversible en esa rendición ante el ser de sábana.

8- Arbor philosophica: este nombre del latín mencionaba al árbol del que había nacido la piedra filosofal, elemento o sustancia capaz de transmitir virtudes y poderes mágicos. Acá sí se complica la referencia con Separator, último tema del disco que dio que pensar sobre su condición de separador para una segunda parte que nunca llegó. En todo caso, la letra es el marco que da cierre al sueño que fue el disco; y en la ilustración, las raíces son neuronas y los renacuajos espermatozoidales surgen del árbol (¿a imagen y semejanza?), liberados de su propio sueño, para hacerse reyes del mundo natural. Se cerraría, de esta forma, una gran metáfora acerca del origen de la dominación humana sobre la naturaleza.

Quizás el disco no llegue al olimpo que ocuparon otros de Radiohead pero, a su manera, inaugura una nueva década en la que habrá que esperar qué nos trae la música de nuevo.

Hablando con dos integrantes de Juan Pluma y los Cinema, la poetisa platense Irene Sola y el buda porteño Agustín Valero, sugirieron que los últimos cuatro temas pueden escucharse en primer lugar y luego ir a los cuatro temas iniciales. De hecho en contratapa, ambos sub-conjuntos de cuatro temas están separados por la palabra Radiohead invertida. Y sí, estos dos sub-conjuntos tienen características particulares. Los primeros cuatro temas rezuman ritmos desenfrenados y electrónicos, que al principio pueden parecer inauditos a la manera de Kid A, pero con el tiempo el oído va aflojándose. Y los últimos cuatro, más fáciles de percibir en una primera escucha, tienen un formato más cercano a la canción, algo más melódicas y con algunos toques acústicos. Todas derivas posibles para una escucha arborescente.