lunes, 18 de enero de 2010

Publicidad engañosa



Esta publicidad de las heladeras Polaris la veo desde que hago uso indebido de la razón. Está ubicada en la esquina de Belgrano y Perú, en cuya manzana casi de las luces viví toda mi infancia.

El otro día pasé por esa esquina luego de mucho tiempo y tal vez por la nostalgia, la efectividad de la interpelación publicitaria o la urgencia de cambiar la heladera, me propuse consumir Polaris. Aunque puede que la peli Solaris de Tarkovsky haya agitado mi inconsciente con su parecido nominal y temático: la imagen del polo norte terráqueo discurriendo frescor o dominio telepático hacia el aparato (¿o simplemente es la tierra condenada a morir en la heladera eléctrica?, uf, éste es un caso para la gestalt) es al menos análogo con el océano interplanetario Solaris, que goza de un poder de conciencia sobre los piantados tripulantes de la estación espacial soviética.

La cosa es que doblé decidido la esquina por Perú y a mitad de cuadra no había más que un portón cerrado y con cara metálica de pocos amigos. Para sacarme las dudas probé llamar al 23-3915, a ese tal Quijano, pero Telecom me informó que la característica marcada era "inexistente". Con lo cual, o la señorita Telecom niega la realidad, o está en cualquiera por el zogaca de la estatización, o bien yo veo cualquier cosa. Imaginate, supuse misterios de todo tipo: tal vez sólo yo podía ver el anuncio y, como Solaris, me ganaba la conciencia pidiendo que consuma, consuma, consuma. En fin, mi hipótesis quedó rebatida cuando le saqué la foto y me enteré que el dibu era patrimonio histórico de la ciudad bonaérea. Pero claro, ¡si estás pintado! Aunque, tal vez... el cartel y Quijano están intentando comunicarse desde el pasado para anunciarnos una nueva glaciación y ahí andá cazando la tricota. Y a propósito de Quijano, ¿no será el vice de Perón, el más tapado de todos, que con lo de Cleto se avivó y viene a inventar el quijanismo? No hay caso, la quijada siempre secundó a la pera.

2 comentarios:

Esteban Valesi dijo...

No hay con qué darle: la vuelta al barrio es inexorablemente letal para las emociones. Y la yuxtaposición Solaris/Polaris funciona a otro nivel, que es ese nivel; porque los cosmonautas orbitando el planeta de marras, sufrían justamente del acecho de sus respectivas historias, del pasado que resucita cual zombie rompehuevos (por ej. la mujer suicidada del protagonista, cuyo nombre, ahora mismo, me elude). Más o menos eso, pensaba.

Un gustazo leer su prosa rioplatense.

Saludos.

Luc Pierrot dijo...

Chas las gracias, mago fantasmático. Sí, tampoco me acuerdo del nombre del psicólogo espacial pero de eso se trataba, de la materialización de las imágenes inconscientes del pasado que tenían los personajes entre sueños. Un excelente complemento análogo pero del lado este para 2001 odisea del espacio.