lunes, 19 de julio de 2010

Destino anzuelo

Hay tendida hacia el fondo de los seres,
un eje ultranervioso, honda plomada.
¡La hebra del destino!
César Vallejo, "Líneas" (en Los heraldos negros)

Dibujo de Federico Grüner

La tanza de la caña tiró hacia lo profundo del río negro y el pescador se sobresaltó, interrumpido su sueño por la violenta sacudida. Acababa de salir a la superficie de su conciencia luego de turbias imágenes que lo tenían como protagonista, sumergido en un mar amniótico, amnésico, y presa de un interrogante.

Tardó unos segundos en volver en sí y situarse en la aparente realidad nocturna de la Costanera Norte. En esa fracción de tiempo, miró hacia ambos costados la rambla desierta en perspectiva, para asegurarse de que ningún bromista se hubiera hecho pasar por pez. Justo cuando una nueva tensión del hilo, esta vez mucho más fuerte, lo levantó de la reposera y lo hizo caer sin reparos contra el piso. Sin terminar de reponerse ni de soltar la caña, volcado sobre las baldosas el pescador levantó la vista hacia el murallón que lo separaba del río. Así, en esa postura decúbito dorsal, observó cómo la línea salió escupida desde el agua invisible; y el anzuelo, como un frío y filoso signo de interrogación, cayó junto a sus ojos.

Agosto de 2001.-

3 comentarios:

carla dijo...

cómo es que guardás cosas del 2001?

Luc Pierrot dijo...

porque en aquella época escribía en cuadernitos, y como buen melancohólico empedernido, los guardo para los momentos vacíos de este blog.

carla dijo...

qué bueno ser útil a unx mismx