martes, 29 de septiembre de 2009

Una flor del mal

A falta de inspiración, un poema de un auténtico flâneur mixto: Charles Baudelaire. La primavera está fresca y se hace necesario enjugarse de mosto los labios para que, como un rouge natural, impregne su color violáceo en nuestras carnes y nos dé el calor interior necesario para florecer. Como dijo el Polaco Goyeneche en una publicidad de Resero blanco sanjuanino de la década del ochenta, inhallable en Youtube: "Hay que cantar de nuevo al vino".



CVII

EL VINO DEL SOLITARIO


La mirada distinta de una dama galante
que nos llega flotando como el blanco fulgor
que la luna ondulante manda al trémulo lago
si en él quiere bañar su indolente belleza,

las postreras monedas que posee el jugador,
la lujuria de un beso de la flaca Adeline,
el sonar de una música que acaricia y que aquieta
como el grito lejano del dolor de los hombres,

nada de eso es mejor, oh profunda botella,
que los bálsamos fuertes que tu panza fecunda
guarda al pecho sediento del poeta piadoso.

Tú le escancias la vida, juventud y esperanza...
y el orgullo, tesoro para toda pobreza
que nos hace triunfantes, parecidos a dioses.


Charles Baudelaire, Las Flores del Mal

1 comentario:

Anónimo dijo...

Salud!

Pd: exelente intro.

J