lunes, 5 de octubre de 2009

Matar a una calandria

Entre sueños, una arpía -cabeza de mujer con cuerpo de ave- canta a los gritos despellejados hasta que despierto. Una vez más. Para no volver a dormir. Por un momento, temo al recuerdo escurrido del personaje monstruoso protagonista del semi-sueño. Hasta me tomo el trabajo de abrir la ventana para cerciorarme de que la pajarraca mítica no esté ahí, colgando de una rama con sus dientes feroces y sus ojos sanguinolientos. Pero sólo veo un simple pájaro. Este es un caso para Freud, pienso sumido en las sombras más densas de la madrugada. Después decido tomar las armas.

El insomnio primaveral me dicta una consigna: matar a una calandria. O a varias. Igual, siempre se trata de una. Dicen por ahí que es un ave que se destaca por imitar el canto de cualquier otro pájaro, e incluso el silbido del hombre; y que tiene un prestigio legendario por tratarse de un familiar directo del cenzontle o sinsonte, ave sagrada de los mayas que tantos reconocidos poemas puebla. Y también cuenta con una defensa políticamente correcta desde la literatura, en la novela Matar a un risueñor, de Harper Lee. Allí, el título funciona como metáfora de lo que sería un acto cobarde por la supuesta inocencia del ruiseñor, ave muy similar en cuanto a las características cantarinas de la calandria.

El tema es que cuando este bicho arranca con su parloteo ininterrumpido a las 2 de la mañana, cuando no cantan ni las lechuzas que no habitan Buenos Aires, y los grillos susurran su anonimato, el insomne comienza su día. Primero hay una brevísima esperanza de que el monólogo silbado se apague. Luego, uno puede contarle rosarios al agnostiscismo para que la madre natura haga de las suyas, y se presente en la escena nocturna algún animalejo de la cadena alimenticia que pueda engullírsela de sopetón. Sea murciélago, elefante o dragón. Más tarde, mientras la mentada continúa cantándole a nadie y despertando hasta los gallos, se activa el instinto asesino. Ya no hay Greenpeace ni Vida Silvestre que pueda interponerse.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Te fijaste bajo la cama.....

HPL