miércoles, 14 de mayo de 2008

A mis veintisépticos

Un martes 13 no da para casarse ni embarcarse. Tampoco para cumplir. Ni dignificar siquiera. Pero a veces cumplir no se puede evitar, y por más que uno no se lo proponga cumple. O bien, lo hacen cumplir. El disciplinador "almanaque", con ese nombre de alma encorsetada. Tan sólo una ficción gregoriana basura.

La decadencia de los veinte sobreviene, se huele la podredumbre de la belle époque, de los años locos. Veintisépticos. El corega y el bisoñé se acercan a la cotidianeidad. Y ahí están mirando desde el Olimpo Jim, Janis, Jimmy y Kurt (bué, y Rodrigo también) con un atragantado por el humo.

Pero algo de esperanza queda para la década infame de los treinta que comienza a despuntar. Por un lado, en el que pesa la actitud, hay que dejar de festejar el día del cumpleaños y volver a las fiestas bacanales, que duraban muchos días. Y por otro lado, si apartamos los números arábigos y acudimos a los romanos, otra vez con el guiño de Baco, la cuestión puede resultar menos cuestionable. Así, en vez de 30, en tres años cumpliría XXX. Tal vez la cosa se ponga un poquito más porno.

2 comentarios:

T. dijo...

Qué destreza la suya, para describir semejante paso.

Paz Tyche dijo...

se viene la década condicionada,
voto por hacerle propaganda a los tiempos venideros -mas allá del alma encorsetada del calendario-
¿alguien vio algun punk por acá?
¿lo qué?

-a propósito, tu amigo Kaufman ayer no enetendía la palabra "punk", yo le decía: mi tesina trata sobre mapuche punks, personas mapu que hacen punk; que hacen qué? punk, qué? punk, qué? punk pelado loco! punk, mirrrrd dejá Benjamin y prendé la rocola!


re cope que tengas blog!