domingo, 25 de mayo de 2008

Sueño de una noche de otoño

Una playa, indiferente como pocas. Dos soles que coinciden superpuestos en sus respectivos amanecer y atardecer, en un solo punto cardinal. El más cercano, anaranjado, con un fulgor moribundo, agonizante, como apagando su sed a medida que se sumerge en un mar cuya extraña corriente se dirige de izquierda a derecha. Por detrás del ocaso, un sol amarillo y sucio se eleva sobre una corriente marina que va en sentido inverso a la correntada más cercana, o sea, de derecha a izquierda.

Dos soles que convergen en un mismo plano, o el mismo sol que se ha encontrado consigo mismo por un capricho del tiempo.

Cuánto sueño que tenía. Sin embargo, estaba por despertar.

1 comentario:

T. dijo...

Diría q tu pluma es virtuosa, pero sería tu teclado en este caso.

Igual creo que tampoco es el teclado...