jueves, 25 de septiembre de 2008

Es de niño limar

La escuela moldea, de eso no hay dudas. En ciertas épocas las políticas educativas apuntaron a igualar parámetros simbólicos y culturales, ya fuera por las olas inmigratorias a las que había que acercar a una identidad nacional homogénea, o ya por su consecuente aluvión apátrida que amenazaba las instituciones. Actualmente el molde está oxidado y las políticas educativas se limitan a la reducción de presupuesto, de becas, libros regalados por empresas a cambio de favores en otros ámbitos, y terribles esfuerzos de docentes y no docentes en la contención social (afectiva, alimentaria, etc.) del alumnado. Pero a pesar de que los medios tapan buena parte del hueco dejado por la escuela (limando más asperezas encefálicas), ésta mantiene su vieja meta normalizadora.

Es difícil pensar qué sería de nuestras subjetividades sin esa mediación institucional instituyente, aunque haciendo un trabajo foucaultianamente arqueológico en lo discursivo pueden llegar a encontrarse varios indicios.

Llegando a una conclusión apresurada me animo a decir que el
su(b)rrealismo es natural, o mejor, que la subjetividad de un niño se alimenta de inconsciente balanceado y subterráneo. Y el realismo es puro racionalismo bombardeado por la educación formal. Ninguna novedad, pero tengo un tema para mi próxima investigación de doctorado, que no tiene nada que envidiarle a las hipótesis demostradas de suyo de Atilio Rosetti.

Acá van algunas oraciones encontradas en mis cuadernos de primer grado, con consigna libre, que demuestran el surrealismo como patrón perceptual y expresivo en un niño y, por lo tanto, y si nos valemos del método inductivista, en la totalidad de niños y niñas. Que Breton vaya a la escuela.

Pedro cuando nazca estará contento.

El osito es muy bueno porque no entiende nada.

Yo juego al frontón en un bar.

Los frenos los están tocando toda la gente porque hoy hay un tráfico.

Hoy soñé que soñar era feo.

En 1810 él hizo un lío, tiró el agua a una carreta.

Un adolesente tiene una lengueta, pero grande.

En un día nublado el viento habre el cierre de la nube y de la nube sale agüita.

Las uvas verdes están marrones.

El es feo muy feo.

El fuma y tira humo muy fuerte.

Los ñoquis están riquiquisimos.

El dedo menique me lo partí en 4.

La escoba está mugrienta porque estuve barriendo la casa.

El ropero está grandesito pero chiquitito.

La yerba es verdosa como el baño.

Yolanda es lindita pero feita pero lindita.

4 comentarios:

Paz Tyche dijo...

jaja, qué lindas oraciones luc,
mucha ternura
"pedro cuando nazca estará contento", ¿es el mismo pedrito que "escribe sin parar que el mundo está por estallar y los demás en la oficinaaaaa, por nada"?
un saludo

Luc Pierrot dijo...

Sí, y el mismo de "cuando pedro salió a su ventana, no sabía que la luz de esa clara mañana era luz de su último día". Así como nace...
Y espero que los autodenominados pro-vida no tomen la oración para defender sus argumentos sobre el aborto.

T. dijo...

Por el contrario, yo diría que el osito sabe demasiado...

Es más, sospecho que el osito... está involuc..., compl..., trama un fulminant... Estem... bueno, es difícil de explicar.

Luc Pierrot dijo...

El osito, si supiera, sería malísimo. Saber-poder, Tomk@t. Aunque tal vez es el osito de la excepción.
Tal vez es Teddy, el osito interactivo que en el '90 te comentaba los programas de ATC.
El osito es como Perón.