lunes, 30 de junio de 2008

El límite de las palabras

Los dos contemplan el collage de luces que refleja el asfalto empapado, acuarelado, a través del ventanal del bar. Ya corrieron demasiadas palabras en doble mano, ya no hay más que decir, están demasiado gastadas, las lenguas aburridas, sin luz de giro. Sólo queda la esperanza de una mirada reconciliadora en el denso silencio, inevitable silencio coronado por algún choque de vajilla y el estertor de la máquina de café express. Pero sus ojos están perdidos del otro lado del vidrio, del otro lado de la realidad, donde los pensamientos estallan en un caos indescriptible, en una lucha en el lodazal urbano que ambos miran sin poder controlar.

Allí, en la calle, el frío obliga a los transeúntes a subir sus abrigos hasta el mentón, mientras se esfuman detrás del vidrio empañado. Caen innumerables e invisibles sonoras gotas. Ninguno de los dos puede cortar el hilo de mudez temporal que los une y el ventanal ya no deja ver del otro lado.

El hombre cierra los ojos y con un dedo dibuja un cursi "te odio" en el vidrio que condensa los vapores del bar. La mujer lee con un gesto abatido, pero luego de un instante se levanta de la silla, agarra la mesa por sus patas y la arroja contra el vidrio. Los millones de fragmentos se confunden con las millones de gotas y con los millones de pensamientos, en un óleo aquelarre. La mujer, aliviada, atraviesa hábilmente el ventanal por el agujero sin temor a cortarse y mira al hombre.

–A la noche, en mi casa– ¿le dice?

3 comentarios:

Decibel dijo...

Me encantó este texto!!! Y hablando de gotas de lluvia, en algún lado Soriano dice que las palabras tienen vida propia, no hablan de lluvia, TE MOJAN. Por eso muchos les temen.
Saludos!

Luc Pierrot dijo...

Qué bueno, chás gracias por tu decibel. Creo que de eso se trata. Soriano tuvo la capacidad no sólo de domar palabras y escribir con una simpleza increíble, sino que además transmitía esa mojadez de lluvia, esa melancolía rutera y ese humor que transforma un momento trágico en risa. Espero leer algo tuyo.
Salú!

Qué te importa. dijo...

Soriano es a la literatura lo que Cobos a la política.
Charlie Happening.
Pd. Me lo habías dado a leer: lindo relatito sobre las radicalidades de rompimientos de ventanas y preguntas retóricas previas a la consumación del sexual acto. En acto, no en potencia.